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Ecoblog: Contaminación acústica

El ruido ambiental tiene un importante impacto en la salud humana. La contaminación acústica es un serio problema de salud pública que va mucho más allá de las molestias generadas por el ruido y del que con frecuencia no somos conscientes. La OMS señala que la contaminación acústica es el segundo factor ambiental más perjudicial para la salud en Europa, tras la mala calidad del aire, pero estudios recientes indican que el ruido tiene un impacto en salud similar al de la contaminación atmosférica química.

El ruido puede provocar efectos auditivos (sordera, acúfenos…) cuando es de gran intensidad y daña nuestro oído. Pero la exposición a niveles más bajos durante tiempos prolongados puede provocar numerosos efectos no auditivos como estrés, ansiedad, alternaciones del sueño, reducción del rendimiento académico, efectos cardiovasculares, respiratorios, metabólicos (diabetes, obesidad), bajo peso al nacer, prematuridad y mortalidad infantil y reagudizaciones de enfermedades neurológicas degenerativas. 1 de cada 5 personas en Europa están expuestas a ruido de tráfico superior a lo que marca la Organización Mundial de la Salud. El ruido ambiental causa 72.000 hospitalizaciones anuales y 16.600 muertes prematuras en Europa al año.

La biodiversidad marina también lo acusa

Desde las ballenas hasta las medusas, la biodiversidad marina tiene su propia banda sonora: la sinfonía de los océanos. Sin embargo, las cacofonías que llegan desde el exterior en forma de ruido han trastocado por completo la vida de los animales marinos. En la mayoría de los casos, los habitantes del fondo del mar solo pueden ver unas decenas de metros, sin embargo, son capaces de escuchar los sonidos más imperceptibles para el oído humano a través de cuencas oceánicas enteras, pero las ‘cacofonías antropogénicas’ están contaminando incluso ese ambiente tan remoto.

Así lo señala un artículo científico publicado en la revista ‘Science’ con base en un amplio estudio que comprende más de 40 años de investigaciones y está liderado por el científico español Carlos Duarte, investigador del CSIC. Según señalan, desde la Revolución industrial, los océanos se han ido convirtiendo en espacios cada vez más ruidosos, al mismo tiempo que sus sonidos naturales se han ido apagando.

Está demostrado que el sonido de las lanchas motoras en la bahía de Sídney provoca que muchos animales marinos se estresen y tomen decisiones erróneas que pueden incluso llevarlos a la muerte. Los peces payaso se ven condenados a vagar por los mares sin dirección al perder su capacidad de orientación por culpa del ruido. La lista de alteraciones ocasionadas por los vecinos ruidosos de la superficie es tan larga como sorprendente.