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Ecoblog: El tetrabrik, un residuo que no puede reciclarse al cien por cien

Un tetrabrik está fabricado en un 75% con cartón, un 20% con plástico polietileno y el 5% restante con aluminio. La mezcla de los tres materiales es lo que garantiza que la bebida pueda conservarse en buenas condiciones a lo largo del tiempo. Cuando el envase se desecha, el cartón es fácilmente separable del resto, en máquinas que, a base de agua, van desmigando las fibras del cartón. ¿Pero qué pasa con el 25% restante de polietileno y aluminio? Termina en un vertedero de residuos industriales, pues hoy no existe la tecnología en España que permita separarlos.

Y es que, para llevar a cabo esta separación de materiales normalmente se suelen utilizar piscinas de agua, donde estos residuos son sometidos a un proceso de calentamiento a más de 500 grados. De esta manera, las láminas de polietileno se separarían del aluminio y se fundirían para acabar transformándose en gas.

Un error bastante común en el reciclaje de este tipo de residuos consiste en tirarlos al contenedor azul, pensando que se trata de envases de cartón. Y es que lo más correcto sería depositar los briks en el contenedor amarillo, que es el contenedor más apropiado para tirar todo tipo de envases de plástico. De todas las maneras cuando estamos en la encrucijada de comprar un producto en brick o en botella de plástico es recomendable elegir el plástico, que sí se puede reciclar al cien por cien.

Lamentablemente en España no se puede desarrollar al 100% este proceso de reciclaje, ya que actualmente no existe ninguna planta que disponga de la tecnología para recuperar el plástico y el aluminio. Por tanto, lo único que se realiza es la recuperación del cartón, desechándose el aluminio y el polietileno en los vertederos.

En realidad, la tecnología sí existe, pero no se realiza en España, sino en otros países, como China, donde se usa un reactivo químico con una dilución baja que separa el polietileno del aluminio. Dejando a un lado el análisis de hasta qué punto tiene sentido que un producto fabricado en un lugar se envíe a miles de kilómetros para completar su reciclaje, la cuestión es que por el momento es inviable mandar el 25% del resto de un tetrabrik al país asiático. China vetó en 2018 la entrada de residuos procedentes de otros países, dejó de comprar la basura de otros.